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Mostrando entradas de marzo, 2019

CONVERSACIONES CON MI GATO: Nada es igual… por David de Molay

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A lo largo de nuestra vida nos envolverán miles de aromas, algunos fáciles de identificar, casi todos cotidianos, otros irán y vendrán, otros sólo pasarán una vez y desaparecerán. Un día, a lo largo del camino, sin saber el por qué, nos preguntaremos a qué huele la vida y, aunque nos parezca imposible, no sabremos responder. NADA ES IGUAL Dicen que el mundo se mueve en el inmenso firmamento obedeciendo leyes físicas lejanas y misteriosas que el hombre nunca, posiblemente, alcanzará a imaginar, pero nada es igual… Lucen estrellas por miles de millones y el infinito parece quedarse pequeño, y la luna cambia de fases, pero nada es igual… Las olas del mar van y vienen para besar cada segundo la orilla apenas para contar tanto oleaje, pero nada es igual… Los pájaros emigran, las estaciones se suceden, corren los ríos, fluyen las fuentes, las cosechas se suceden unas a otras, pero nada es igual… Nace el arco iris cuando muere la tormenta, y nace la vida a los muev

TEMAS E IDEAS: Naufragio, por Ancrugon

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Al oír el sonido de la loza chocando contra el suelo, mi curiosidad se impuso y giré la cabeza. La taza seguía meciéndose cadenciosa mientras el plato borneaba como atracción de feria, sólo la cucharilla, brillante y plateada, se mantenía quieta y muda cargada de reproches insalvables. Pero mis ojos pronto se alejaron tras la rotundidad esbelta de unas piernas de mujer que se marchaban decididas sin mirar atrás. Un fugaz pensamiento vino a angustiarme: qué cruel ironía representaban aquellas pequeñas piezas inexplicablemente intactas cuando casi podía escucharse el derrumbe interno reflejado en el asombrado rostro del hombre sentado en aquella mesa, en cuyos labios agonizaban unas palabras que antes de ser dichas ya carecían de sentido. Y en aquel preciso instante tuve la certeza de que aquella mujer sería mía. Volví a verla unos días más tarde, en la presentación de no sé qué libro donde llegué más por intuición que por interés, y la reconocí cuando vi sus pantorrillas dea

ESCRITOS DE MI MEMORIA: La niña del río, por Carmen Tomás Asensio

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Era una niña morena y linda, con largas trenzas oscuras, ojos risueños y boquita asombrada. Curiosa y lista. Inquieta y revoltosa. Inocente y pícara. Que de todo cabía en aquella cabecita. Tenía buenos sentimientos y la inconsciencia propia de sus pocos años. Le gustaba mirarse al espejo y hacer mil muecas que le provocaban risas. Jugaba con sus hermanos, con sus amigos, por los campos floridos. Se bañaba en las pozas claras que formaba el río al correr por el valle (con gran preocupación de sus padres, que siempre le recomendaban cuidado). Ella siempre reía y jugaba y, enamorada del espejo de las aguas, se metía en ellas y se sentía una sirena. Se veía reflejada y disfrutaba con esta imagen. - ¿Te gusta mi vestido nuevo? – preguntaba al río. - Este anillo me lo ha regalado mi abuelita. Mira cómo brilla. Se lo sacó del dedo y lo metió en la corriente, para que se viera en todo su esplendor. Y entonces sucedió. Sus zapatitos de charol resbalaron en la emba

ÉRASE UNA VEZ: Aceite de perro, de Ambrose Bierce, por Melquíades Walker

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HOMBRE: Especie animal tan sumida en la ensimismada contemplación de lo que piensa que es, que a menudo se olvida plantearse lo que evidentemente debería ser. Su principal ocupación es el exterminio de los animales y de su propia especie, la cual, sin embargo, se sigue procreando con tal rapidez como para poblar y destruir todas las zonas habitables del planeta y Canadá. (Diccionario del Diablo, Ambrose Bierce) Ambrose Bierce era un hombre excéntrico, desengañado, cuya imaginación estaba repleta de ensoñaciones plagadas de fantasmas horribles y macabros, aunque bastante bien aderezados con la salsa del sarcasmo, producto todo, tal vez, de una herencia genética o cultural por parte paterna, Marco Aurelio Bierce, un granjero calvinista estricto y fervoroso, rico en lecturas y pobre en dinero, quien creía ser lo que nunca había sido, del que no sólo Ambrose heredó el lado trágico, sino también sus hermanos, hasta nueve, cuyos nombres empezaban también por la letra ‘A’, de los

PENSAMIENTOS: Sobre la indiferencia, por Ancrugon

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         Indiferencia es despertarse sin querer hacerlo y mirarte al espejo preguntándote si realmente se reflejará tu imagen, tragarte los reproches que se acumulan en tu cabeza porque no tiene ningún sentido lanzarlos al aire, ya que a nadie le van a importar, y a pesar de todo sentir el calor de los rayos solares sobre tu piel y sorprenderte porque ya dudabas de estar vivo… BURKE (EDMUND) dijo: Nada es tan fácil para la religión como la indiferencia. CAMPS (VICTORIA) dijo: Enseñar a respetar es enseñar a no hacer todo aquello que significa menosprecio o indiferencia hacia los otros. CARROLL (JAMES) dijo: Nos escondemos en la fría indiferencia al sufrimiento innecesario de otros, incluso cuando lo causamos. CHESTERTON (GILBERT KEITH) dijo: La imparcialidad es un nombre pomposo para la indiferencia, que es un nombre elegante para la ignorancia. CSESZNEKY (MIKLÓS) dijo: La tolerancia sin diálogo es un eufemismo por la indiferencia. CUEVAS (IRENE) di

EFEMÉRIDES: El personaje de septiembre, por Luis Antonio Novella

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Tras las vacaciones veraniegas volvemos con nuestro juego del personaje misterioso. Como siempre, el que os proponemos este mes es bastante conocido, pero hemos intentado ir dando las pistas que os lleven hasta él de forma paulatina y escalonada.   Vamos a jugar y esperamos que os resulte ameno e instructivo a la vez. El autor que utilizaremos para el juego de este mes, nació el 30 de septiembre de 1924 y falleció cuando le faltaban 36 días para cumplir los 60 años. El apellido por el que es conocido lo adopto del segundo marido de su madre que era de origen cubano. Su primera novela (1948) es una de las primeras que trata abiertamente el tema de la homosexualidad y relata la historia de un hijo que busca a su padre, de un joven en busca de su identidad. Otra de sus obras más conocidas (1958) fue llevada al cine por Blake Edwards y protagonizada por Audrey Hepburn en el papel de Holly Golightly. En 1966 escribe su novela más celebrada, publicada tras 5 años de investigación