LA LETRA Y LA MÚSICA: She, de Charles Aznavour, por Eva Sion
“La primavera la sangre altera”, repite mi abuela invariablemente, año tras año, con la
llegada de mayo, y es que sobre esto ella debe saber bastante pues el pleno de
sus cinco vástagos, cuatro hembras y un varón, mi padre, les dio por venir al
mundo entre los últimos días de enero y los primeros de febrero, en diferentes
años, claro, con lo que simplemente hay que realizar una pequeña resta y
podremos darnos cuenta de que el dicho tiene mucha razón. Pero no creáis que
pretendo hablaros de mi familia y de las tentaciones carnales de mis abuelos,
sino de una canción que viene como anillo al dedo para este mes del triunfo de
la voluptuosidad, de la pasión, de la concupiscencia, de la delectación y
también, ¿cómo evitarlo?, del sentimentalismo sensible y pastelero, de una
canción que, a pesar de haber nacido en 1974, alcanzó sus mayores cotas de
popularidad gracias al estreno de una película de las de clínex y mocador, un
21 de mayo de 1999, titulada Notting Hill
en la que nuestros corazones sufrieron lo indecible a causa de los escarceos
amorosos de Julia Roberts y Hugh Grant, me refiero, supongo que ya lo habréis
deducido, a She.
She fue
escrita por el compositor, cantante, actor, activista político y diplomático
francés de origen armenio Shahnaour Varinag Aznavourian, más conocido como
Charles Aznavour, curiosamente nacido también en mayo, en colaboración con el
periodista y poeta inglés, de origen sudafricano, Herbert Kretzmer, padre a su
vez del musical Los Miserables, quien
comentó en una entrevista que, al principio, esta canción fue escrita por
encargo para la cantante alemana Marlene Dietrich, pero que luego vieron que la
letra no era muy adecuada para ser cantada por una mujer, ya que le quitaba la
magia, por lo que la estrenó Charles pues su voz se acomodaba a la perfección a
ella.
Ya en el
estudio Aznavour comenzó a realizar arreglos cambiando el tono y algunos
detalles de la letra y finalmente fue grabada en cuatro idiomas: inglés (She), francés (Tous les visages de l’amour), italiano (Lei) y español (Ella),
pero no tuvo demasiado éxito ni en Francia ni en Estados Unidos, aunque logró
encaramarse al número uno de las listas británicas con lo que ya fue suficiente
para lograr la máxima popularidad veinticinco años más tarde.
La letra
no necesita mucha explicación siendo un poema completamente dedicado a la amada
y lo que ella representa para el amante:
Ella puede ser la
cara que no puedo olvidar,
Un rastro de placer o arrepentimiento,
Puede ser mi tesoro o el precio
Que tengo que pagar.
Ella puede ser la canción que el verano canta,
Puede ser el frío que el otoño trae,
Puede ser cien cosas distintas
Dentro de lo que mide un día.
Ella puede ser la bella o la bestia,
Puede ser la hambruna o el banquete,
Puede tornar cada día en un cielo o un infierno.
Ella puede ser el espejo de mis sueños,
Una sonrisa reflejada en un arroyo.
Ella puede no ser lo que parece
Dentro de su caparazón.
Ella, que siempre parece tan feliz en la multitud,
Cuyos ojos pueden ser
Tan privados y tan orgullosos.
Nadie tiene permitido verlos
Cuando lloran.
Ella puede ser el amor
Que no puede esperar que dure,
Puede venir a mí desde las sombras del pasado
Que recordaré hasta el día en que muera.
Ella puede ser la razón por la cual sobrevivo,
El porqué por el que estoy vivo,
La que cuidaré
A través de los años duros pero respetables.
Yo, tomaré su risa y sus lágrimas
Y las convertiré a todas en mis recuerdos
Porque adonde ella vaya, yo tengo que estar.
El significado de mi vida es ella.
Ella, ella, ella.
Un rastro de placer o arrepentimiento,
Puede ser mi tesoro o el precio
Que tengo que pagar.
Ella puede ser la canción que el verano canta,
Puede ser el frío que el otoño trae,
Puede ser cien cosas distintas
Dentro de lo que mide un día.
Ella puede ser la bella o la bestia,
Puede ser la hambruna o el banquete,
Puede tornar cada día en un cielo o un infierno.
Ella puede ser el espejo de mis sueños,
Una sonrisa reflejada en un arroyo.
Ella puede no ser lo que parece
Dentro de su caparazón.
Ella, que siempre parece tan feliz en la multitud,
Cuyos ojos pueden ser
Tan privados y tan orgullosos.
Nadie tiene permitido verlos
Cuando lloran.
Ella puede ser el amor
Que no puede esperar que dure,
Puede venir a mí desde las sombras del pasado
Que recordaré hasta el día en que muera.
Ella puede ser la razón por la cual sobrevivo,
El porqué por el que estoy vivo,
La que cuidaré
A través de los años duros pero respetables.
Yo, tomaré su risa y sus lágrimas
Y las convertiré a todas en mis recuerdos
Porque adonde ella vaya, yo tengo que estar.
El significado de mi vida es ella.
Ella, ella, ella.
La
versión original de Charles Aznavour volvió a sonar por todo el mundo gracias a
la de Elvis Costello, aparecida en 1999 en la banda sonora de Nothin Hill y que fue uno de los mayores
éxitos del cantante inglés en toda su carrera:
Y
en marzo de 2006, la cantante italiana Laura Pausini aportó su propia versión
en italiano estrenándola durante la final del Festival de San Remo de aquel
mismo año donde actuó como invitada:
Lo
que no se puede negar es que She es una
balada entrañable que llega fácil a las zonas más sensibles del sentimentalismo
humano, tal vez por eso esté considerada entre las mejores canciones del pop
mundial de todos los tiempos.
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