DOCE: Parte III, por Ángeles Sánchez


04:05 de la madrugada

Suena el teléfono del departamento de noticias de última hora de Canal 9, en Valencia. Mercé, que está tomando un café con uno de sus compañeros de edición y montaje, por un segundo, decide no coger el teléfono.

- Venga ya, dona, que nos pagan poco, pero nos pagan.
La mujer, a regañadientes camina con lentitud hasta la terminal y sin muchas ganas descuelga.
- Departamento de noticias, Canal 9. Dígame.
Una voz tosca, distorsionada y un tanto desconfiada responde con presteza. 
- Supuse que a su canal le interesaría ver lo que está pasando a estas horas en la red.
La llamada termina y en el monitor del ordenador que tiene delante aparecen la imagen de un montón de niños asustados, tratando de quitar el cadáver de uno de ellos de las piernas de una chica que parece estar en shock. 
- Manel “vine” -dice la mujer alentando al hombre con sus manos para que se dé prisa-
Exactamente diez minutos después, tras evaluar la situación, los directivos deciden dar eco de la noticia en un informativo de última hora. Rosa, que ha ido desde su casa lo más rápido posible, apenas tiene tiempo para maquillarse y peinarse, se coloca frente al croma verde y cuando le dan paso empieza a leer desde el telepromter al tiempo que en una pequeña pantalla ve las imágenes de lo que está sucediendo en aquella extraña sala.
- Muy buenas noches, son las 04:15 de la madrugada, y las noticias que les traemos son del todo desoladoras. Por lo que parece, doce adolescentes han sido secuestrados y metidos en lo que parece una habitación sin salida, los jóvenes, que aparentan ser de diferente edad y procedencia, están siendo torturados y asesinados como espectáculo en la red, como es obvio, no daremos el nombre de dicha... -la mujer, al volver la vista a la pantalla donde los jóvenes aparecen, ha reconocido a alguien- ¿Nando? -su rostro palidece y alguien la saca de allí al tiempo que se oye a alguien gritando para que corten.
La mujer no puede dar crédito, su sobrino… acaba de ver un zoom perfecto de la cara de su sobrino tendido en el suelo. Se zafa de quien la está sosteniendo y corre hacia la pantalla, y alguien vuelve a retenerla.
- Tranquila, no está muerto, no está muerto...

4:20 h de la madrugada.

“Esto es una locura, un sinsentido, no está pasando” se repite una y otra vez Andrea mientras abrazada a sus rodillas, se balancea adelante y atrás. Los ánimos en general están más crispados que en ningún momento, ya nadie intenta luchar contra la situación, las esperanzas se han visto desvanecidas. 
- Quedamos ocho... -dice Noa tratando de alentarles- Aún podemos conseguirlo, aún podemos obtener datos...
- No, no podemos -responde la melliza quien no deja de mirar la pila de sus compañeros asesinados- Dudo mucho que en ningún momento hayamos tenido la posibilidad de poder... ¡Nos han traído aquí como si de cerdos en el matadero se tratase!
- Estoy con ella...-Andrea, quien al principio no había desfallecido en el propósito en ningún momento niega con la cabeza una y otra vez- No tenemos nada que hacer... 
El chico guapo, el penúltimo en ser torturado, sin previo aviso, se levanta y se queda mirando a una de las chicas y uno de los chicos, ambos bastante pecosos y con un color anaranjado de pelo parecido. 
-Vosotros, vosotros os parecéis un montón -ladea la cabeza entornando los ojos y se acerca a ellos- Casi podría jurar que sois hermanos...
-Bu...bueno -la chica mira al que le señala asintiendo con la cabeza- Yo... yo nunca conocí a mi padre... ¿De dónde has dicho que eras? -le pregunta bajo la atenta mirada de todo el grupo.
-Barcelona...
-Sí, podría ser -dice ella como toda respuesta, cosa que parece cabrear muchísimo al chico guapo.
-¿COMO QUE “SÍ, PUEDE SER? -da un paso hacia ella visiblemente tenso.
Andrea en un impulso se lanza sobre él, apartándolo de la chica, rodeando su cara con sus manos.
-Eh...eh... relájate, ¿No quieres morir antes de la cuenta, verdad?
-¿Qué más da hacerlo antes o después? - susurra él con la mirada puesta en sus pies. Entonces lo comprende, entonces Andrea tiene la real certeza de que no puede, ni debe, perder el ánimo.
-Aún podemos salir de aquí -responde sin soltar su cara- Eh, mírame! Podemos hacerlo... 
Sin previo aviso el chico la rodea con sus brazos, su respiración es entrecortada y su corazón, el cual siente casi como el suyo por su frenético ritmo, parece pedir a gritos que alguien le salve. Al separarse, el chico la mira.
-He escuchado tu nombre, Andrea. -le tiende la mano- Soy Lucas.
-Un placer, pero quizá tengan razón y no debamos decirnos los nombres -frunce el ceño mirando hacia el techo. 
-Has dicho que podemos hacerlo. ¿No? -sonríe de lado, la verdad es que, en cualquier otro caso, Andrea se habría fijado en ese chico sin dudarlo. “Una pena”, piensa- Venga, me has hecho creer, no me digas que ahora eres tú quien no lo hace. 
En un vano intento sonríe mientras vuelve al grupo, sentándose al lado de Noa de nuevo y Lucas se sienta a su lado, agarrando su mano, en silencio. “Oh dios ¿Por qué me haces esto?”, bufa por lo bajo y entonces intenta mentalizarse de que todos, salvo ella y los mellizos, están solos allí, quizá sólo necesite abandonar por un rato la soledad.

04:35 h de la madrugada.

En la sala contigua, “Payaso feliz” no ha pasado por alto el pequeño detalle de los que parecen ser los dos amantes trágicos de su plan. Pulsando una única tecla ha metido zoom, haciendo que esa pequeña unión sea un primer plano del visionado en directo. En los breves minutos que ha durado esa emisión, su audiencia ha aumentado exponencialmente. 
-Eso, eso es lo que quiere la gente -comenta con un gato negro y tuerto que acaba de saltar a su regazo. - Tragedia, espectáculo, dolor, muerte... tal y como me hicieron a mí.


04:40 h de la madrugada

El comisario Rodríguez, pese a la insistencia de todo su equipo de abandonar la zona puesto que está visiblemente desierta, ha decidido quedarse para seguir explorando aquel basto bosque mientras todos se han trasladado al otro lado de la montaña. Su fiel inspector jefe, García, en un acto de lealtad ha decidido quedarse con él.
-Señor Rodríguez, ¿Está usted seguro qué va a encontrar algo en este lugar? -pregunta mientras observa la altitud y densidad de los árboles que le impide ver el manto de las estrellas de aquella cálida noche.
- No me pregunte por qué, García, pero mi corazón me dice que no estamos lejos -responde mientras sigue observando en el localizador de señales wifi y como, según este, se encuentran a escasos kilómetros del punto central de la señal.
-Esos aparatos fallan, ya lo sabe, hace unos instantes, indicaba que no estábamos ni en el radio de proximidad -comenta casi en un susurro el inspector. 
-Lo sé, lo sé.
A medida que van avanzando el camino se hace más pronunciado en su inclinación, parece que están llegando a la loma de la montaña.

04: 50 h de la madrugada.

-A ver, está claro que si vosotros dos “podéis ser hermanos” es que no estáis aquí por casualidad, como ninguno, y que de hecho, sí que sois hermanos -comenta Noa, - Y eso, nos lleva otra vez al hecho de que sí que hay un nexo en común entre todos nosotros...
- Sí... a ver, mi padre estuvo casado antes de estar con mi madre, pero si tuvo hijos, no lo sé... -mira a su posible hermana con cara de recelo- ¿Tú qué opinas? 
-No sé, la verdad, podría ser... -a la chica parece no importarle la situación en absoluto.
Una de las muchachas que más tiempo había estado callada, morena y con el pelo rizado, la que gritaba al principio, le mira sin poder dar crédito, negando con la cabeza y murmurando: “Ojalá seas la siguiente”. Andrea, cansada del pasotismo de la chica y sintiendo por un lado el firme apretón de manos de Lucas y por el otro el resoplido de Noa, la mira directamente. 
-Mira, chica de las pecas, me importa todo una soberana mierda. Somos ocho personas que no queremos morir hoy aquí, así que haz el esfuerzo de buscar en tu cabezota, si es posible que sea tu hermano, porque entonces que vosotros dos tengáis un padre en común podría ser el inicio a nuestro problema. ¿Entiendes? -Escupe todas las palabras sin pensar en las posibles represalias mientras el fornido, que acaba de despertarse y la chica de los rizos, asienten con la cabeza.

04: 55 h de la madrugada

Sala de reuniones de Canal 9.

- Pero, ¿cómo es posible que doce, bueno ahora ocho, chicos estén siendo torturados y asesinados y el maldito Gobierno no nos deje informar de los hechos? -Pregunta casi en gritos Mercé que, pese a no tener ni voz ni voto, se ha visto inmersa en los hechos desde el momento en el que ha recibido la llamada.
-Así funciona esto, ellos mandan, nosotros callamos. Es evidente que es un peligro anunciar en antena esto, ya que aumentaría el índice de visionado, pero, al mismo tiempo, las familias, el país y todos los que puedan echar una mano, podrían colaborar, ¿no? -Rosa, la tía de Nando, respira aliviada al ver en la pantalla que su sobrino ha vuelto en sí. 
Está convencida de que pueden hacer que las cosas cambien, desde que se ha enterado de la noticia ha estado llamando a todas las cadenas, autonómicas, nacionales y algunas internacionales que ha podido. La rotundidad negativa del estado es tan hermética que algunos se plantean el actuar fuera de la ley. 
En algún punto de los montes de Toledo, entre Navahermosa y Orgaz.
-¿Qué hora tiene, García? - pregunta el hombre deteniéndose en una roca haciendo que varios guijarros se precipiten montaña abajo.
- Son menos cinco, señor -responde García.
El comisario saca su tableta y enciende el canal web, los chicos parecen bastante tranquilos, o bien no saben el tiempo que ha pasado, o bien han asumido sus pocas esperanzas de conseguirlo. García se acerca al hombre, apoyándose también en la gran piedra, pero esta vez el peñasco se precipita con ambos hacia delante, por suerte, el inspector puede evitar el verse aplastado, pero la roca cae sobre la pierna del comisario. Ninguno de ellos se ha dado cuenta, pero una gruta se ha abierto paso ante ellos. 

Sala contigua

Payaso Feliz está monitorizando las votaciones y comentarios de los televidentes, la mayoría de ellos opina que no es más que un reality show amañado repleto de actores, lo que hace que las visitas a la web no decrezcan, al contrario, cada vez tiene más y más. En cuanto a las votaciones, no hay dos víctimas despuntadas, al contrario, son varios los que compiten por ser torturados y dos los que pelean por morir. 

04:57 h de la madrugada.

Todos se miran de reojo, han estado tan volcados en la ya casi absoluta afirmación de que los pecosos son hermanos, que no se han dado cuenta hasta hace unos minutos de que el tiempo ha pasado con rapidez. 
Andrea se siente cada vez peor, ahora ya no es Noa la única a la que no quiere ver muerta por nada en absoluto. Es extraño, pero el simple contacto de sus manos unidas, de sus dedos entrelazados con el Lucas, ha conseguido que le coja un cariño demasiado fuerte para el poco tiempo que hace que se conocen. Su respiración entrecortada hace que de nuevo empiece a sentirse mareada, oleadas de calor extremo recorren su cuerpo al tiempo que siente temblores voraces en sus piernas. Un sudor frío nace en su frente mientras apoya su cabeza en la de su amiga, sin soltar la mano de Lucas. “¿Es esto posible?”


05: 00 de la madrugada.

Suena el gong y cree estar a punto de desmayarse cuando la voz habla por sexta vez esa noche. Por quinta para comunicarles lo que nadie quiere oír. 
“Lleváis aquí cinco horas, pequeños míos, ¿Sinceramente? Si fuera por mí, todos deberíais estar muertos, ninguno de vosotros merece vivir. Pero yo no soy quien decide...”
Las miradas de los jóvenes decaen al instante y esta vez el clack es casi insonoro para Andrea, la chica pelirroja, la que no había estado colaborando en nada y la más alejada del grupo cae al suelo emitiendo un ruido sordo...
...Y eso es todo lo que puede ver Andrea antes de percibir un pinchazo enorme en el lugar de su herida, corrientes enteras de electricidad recorren su cuerpo, haciéndola temblar de arriba a abajo, trata de mantenerse serena, agarra la mano de Noa y aprieta la de Lucas, tratando de aguantar, pero el dolor va cada vez más allá. Extrañas imágenes de todo el mundo gritando a su al rededor se entremezclan con los momentos más terroríficos de su vida, como en una película con mensajes subliminales, de vez en cuando la imagen estática de un payaso que ríe a carcajadas se cuela entre las escenas. Cae al suelo totalmente llena de pánico, repitiéndose una y otra vez “aguanta, aguanta, aguanta” …



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